Deprisa
Hablamos durante ocho horas,
en todas las posturas posibles.
Fumando y sin fumar.
Antes de despedirnos, al mirarnos,
sentì que no habìamos dicho nada importante.
Cuando cerrò la puerta,
por la rendija de la ventana,
entrò la ansiedad.
en todas las posturas posibles.
Fumando y sin fumar.
Antes de despedirnos, al mirarnos,
sentì que no habìamos dicho nada importante.
Cuando cerrò la puerta,
por la rendija de la ventana,
entrò la ansiedad.