La hora del medicamento

Y que no haga falta inspiraciòn
para poner en suspensiòn los puntos,
cuando yo caì... en cada pàrrafo del miedo.

No sabìa si temer que te fueras,
o que te quedabas. Me preocupè.

Cuando habìas sido mi antìdoto,
mi veneno.

Y que no haga falta una ùltima conversaciòn
cuando en mi adicciòn, te has convertido,
despuès de los siglos que me han parecido
estos dos martes sin esencia.

Y que falte todas las veces que me desees
y no lo digas.
Y que nadie te desee
lo que cabe en las mentiras.


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