Presos del movimiento

¿ Y què ìbamos a hacer si no era encontrar la ternura
en los rostros ajenos ?
¿ Còmo ìbamos a ser capaces de vivir bajo el cielo
sin el amor de otros ?                                                 Sin nuestro propio amor.
¿ Còmo podrìamos haber llegado a conocernos
sin ser escèpticos primero?
Sin desconfiar de las intenciones maternas, de las estrictas doctrinas paternas
y de la escasas muestras de afecto...

Ahora bien, no soy un roble, no soy rìgida por haberme rebelado
contra el ambiente que me mecìa,
siento que mis ramas son flexibles y mis hojas no se rompen
cuando nos azotan las tempestades.
Sòlo espero, espero que el monzòn amaine
y los pàjaros vuelvan a sobrevolar mis partes.

Es entonces, cuando puedo decir, con tranquilidad,
sin desconfiar de mi propio lenguaje,
que somos nosotros, los que nos queremos,
los aspirantes a deleitarse                                    hasta con el aire.

Entradas populares

:-)

Niebla