La mujer que susurró por última vez al caballo.

Ahora sé, ahora que me alejo,
que mi viaje contigo fue de ida
a la abyección,
que ni el metalenguaje nos podría haber salvado.
Y sé además, que contuviste tu amor
detrás de tus labios para no hacermelo saber
hasta que te fue imposible no dejarte llevar
por el cúmulo de contenciones
que habías estado escondiendo
solo, para no hacerme sentir amada.
Para no seguir el equilibrio
intentaste aniquilar tu propio deseo de mí.
Ese fue tu ardid,
hacerme pensar neurótica
que todo estaba en mi cabeza.

Entradas populares

:-)

Niebla