Empezar y acabar bien un día
Es esa sensación cuando despiertas
de lo onírico, que deviene todo inalcanzable.
Antes de desperezarse se estira la mente
intentando aferrarse a lo ilusorio
con la esperanza de no haber sido despojado
con un solo soplo de aire del Olimpo...
Con ella eso no acontece.
Me gusta volver cada mañana a la conciencia
solo por recordar cómo saben sus besos.