Tú me decías Misistófanes.
Y sí, ahora sé que es necesaria
la decepción para ascender y
llegar a contemplar el amor virtuoso
y las bellas ideas.
la decepción para ascender y
llegar a contemplar el amor virtuoso
y las bellas ideas.
:-)
Sin ejercer fuerza alguna, sin prestar atención, sin pensar en ello, el agua me ha traído belleza y quietud. Aquí, ingrávida, parece que no hubiera caminado años por un desierto a solas.
