Y después los árboles


La naturaleza nos vuelve inertes
cuando se cansa de nosotros.
La música declina en silencio a base de tiempo.
Los ojos dejan de ser ventanas
para convertirse en espejos.

Si estamos atados con lazos invisibles a
este mundo, lo mínimo es estar en armonía con él.

Con nuestra única casa. Nuestro amparo.

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