Nunca te has atrevido a retarme en lo que sé, nunca fuimos amantes en el ajedrez, ni contrincantes, porque nunca llegamos a ser fuera de la cama. Que tu boca siempre ha sido la barrera, cuando ni mi piel practica ser una frontera; que no he entendido ni la mitad. Nos quisimos mejor cuando las manos no llegaban a tocarse, cuando solo pudimos ser lo que tu mamá quiso y no lo que ansiaba tu ombligo.