Un "afecto" óptico

Anoche volvía a casa en bicicleta
el aire soplaba en mi cuello, acariciándome
de alguna forma la noche, compensándome
por alguna ausencia la luna, mostrándose
cerca y grande,
compañera,
sobre el tejado del viejo edificio junto a la facultad.

No puedo dejar de mirarla.
Un pájaro negro atraviesa mi campo visual
y entonces lo entiendo.
Debo despedirme.

La luna no crece ni decrece, solo juega con nuestros ojos.
He estado bien entre tus brazos,
ahora es tiempo de nadie.

Entradas populares de este blog

:-)

Niebla