Casa de los pobres.
El
silencio se apodera de la hospedería de Pacasmayo.
La puerta
de la azotea sigue golpeando contra la tablilla de madera al soplar el viento,
la luna de
esta noche da el toque mágico a las cuerdas de tender.
Los
gallinazos ahora duermen con las tripas llenas de carroña.
El tiempo
camina dentro de nosotros
y nada va
a remediar que las bisagras de estas ventanas sigan oxidándose.
Nadie
puede librarte de convertir todo lo que amas en ceniza,
para
entenderse con el presente hay que hacer camino, hay que ser camino.
Camina
conmigo, hasta que nos cansemos, después echemos a volar.