Camino deprisa por la acera de la derecha de la c/ Fajardo. Buganvillas en la puerta de la casa blanca y verde. Me quedo en la puerta de Wild Hand pensando qué decirle a la chica cuando la vea. Ahora no es el momento- pienso-, y continuo hasta la esquina a sentarme en la terraza. Se está poniendo el sol en Arrecife, puedo ver el mar y gaviotas mientras saboreo una Capitán. Esta brisa es lo más apetecible después de un día caluroso de playa. Aún noto el calor acumulado en mi cuerpo. Una delicia es estar a solas conmigo esta tarde.