d o l c e

Ya he estado aquí antes. 

Inmersa en la inercia política de quien camina por el lado izquierdo de las escaleras en el metro aunque no llegue tarde. 

Abanicándome el aire que mueve esta pierna inquieta, esta tristeza que tiembla y que a los foráneos recuerda a un paso de swing. 

Este lugar me es familiar, pero solo porque proyecto lo que quiero ver. 

Ella me ha recordado a las pitahayas. 

Yo la hubiese mirado un rato más a los ojos, 

pero ella no estaba allí conmigo, 

estaba dentro de su pecho, aprendiendo a respirar de otros vientos.

Me guardo un par de miradas cómplices, 

el sonido de su respiración cerca de mi cuello, 

un abrazo en el metro

un beso en Gran Vía

y la silueta de su boca cuando ríe a carcajadas.





 

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