Atemporales

Alguna vez, me encuentro despierta, soñando tu boca medio abierta y tus manos cerca. Es de cuento que forme parte de mi memoria la anatomìa que conforma tus manos. Si cierro los ojos, las veo, incluso noto su alta temperatura. Las siento en mi nuca bajo la lluvia y aunque la humedad predomina en la atmòsfera, el calor ilumina esta misma fracciòn de segundo. Ahora es cuando me pongo de puntillas, delante de ti y me salto el protocolo a la altura de tus labios. Luego llega el miocardio, la penetraciòn de los ojos, en los ojos de la otra y al fin, tus dedos .

Como si no hubièramos sido, como si nunca hubièramos llegado a ser. Asì se comporta, como si yo fuera una desconocida cualquiera y no una desconocida a la que amò.

El catabolismo de mi esencia, a gatas entre la gente y el incienso. Con menos nubes y màs abrazos le dimos la espalda a los demàs habitantes de la Tierra.

Desaparecer en el espacio y seguir presente en el tiempo.

No desesperes, se paciente, grita mi bolìgrafo. Camùflate con las nubes o con los grises y cuando nadie lo espere, entonces estalla en òleos de colores y matiza sus sonrisas.

Antes de nacer, despuès de morir. No fui. Ni serè. Hay vacìos.

Han pasado 10 años. La quìmica resultò ser la causa de todos mis maravillosos dilemas. Todo ha salido como esperàbamos, la realidad sigue persiguièndome.

Me faltabas màs, despuès de conocerte. Te querìas màs, antes de conocerte.

Y que no haga falta inspiraciòn para poner en suspensiòn los puntos, cuando yo caì... en cada pàrrafo del miedo. No sabìa si temer que te fueras, o que te quedabas. Me preocupè. Cuando habìas sido mi antìdoto, mi veneno. Y que no haga falta una ùltima conversaciòn cuando en mi adicciòn, te has convertido, despuès de los siglos que me han parecido estos dos martes sin esencia. Y que falte todas las veces que me desees y no lo digas. Y que nadie te desee lo que cabe en las mentiras.

Una semana entera de techos blancos movedizos. ¿Dònde demonios se ha metido el sol? Sin respuestas desde este lado, tambièn sin remedio.

Como continente un botellìn de cerveza; como contenido una flor seca. Muerta por completo, pero bella. La resaca no està hecha para las flores. Y pensar que un indio la paseò durante noches, tratando de cambiarla por una moneda… Y ha tenido que morir aquì, en mi habitaciòn, con este agradable olor a aguarràs. Dàndole la espalda al sol, porque se sintiò abandonada. Ahora, quièreme, viva o muerta, yo serè tu Principito,  tu taxidermista.

Si tù tienes T.A.G yo tengo T.O.C Si a tì te sobran preguntas, a mì me faltan respuestas. Si a tì te gustan los verdes, a mì me gustan a medias. Pero si tù no tienes T.A.G, yo no tengo T.O.C. Tù y la Nada. Yo y el Todo.

God bless your mother.

-Azar, destino...¿Què importa, si ya nos hemos encontrado? -Sì, y por eso estoy perdida. Si te dejo tienes potencial para reventarme la cabeza. -Y desconoces el placer que eso otorgarìa al resto del universo. -¿A què universo? -Al que existe entre nuestras mentes, lo demàs NO existe, ¿No? -Siendo asì, mi universo no se molestarìa si te lo cargaras.  Se molestarìa si no le dieras algunos principios nuevos. Nada Nietzscheniano. -No lo sè; le preguntarè a Casiopea cuando la encuentre.

Llego al B4 y me siento en las escaleras, otra vez tengo las gafas llenas de polvo. Busco en la bolsa y saco la funda para limpiarlas. Ahora que veo bien, veo que no vas a llegar, pero aùn asì veo la bolsa rosa donde guardas el tabaco, esa que llevas llena de horquillas. Y entonces sè lo grande que es el ocèano que guardan tus ojos. Ya son menos veinte, es hora de entrar.