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Mostrando entradas de abril, 2016

Mítica

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No voy a ponerme la mano en la boca mientras toso y aparto la mirada fingiendo que no me acabo de equivocar. Eludiendo mi parcela de responsabilidad no van a crecer mis macetas, asomándome desde ciertos balcones y señalando a la gente al pasar no van a cesar los problemas, sólo el crecimiento personal. A quien pueda entender que la madrugada es el momento de afianzar lo aprendido durante el día, y a quien perdona, y a quien enseña, a quien pueda ser ejemplar.

Maullido

Fluyo entre la conciencia y estados alternativos justo antes de necesitar bajar la persiana para esquivar la puntualidad de la luz en la habitación. Mi cabeza da ligeramente con la pared de forma sistémica y en cada golpe que genera tu cuerpo contra el mío un pensamiento se escapa Cariño Afecto Ternura mientras te acojo en mi cuerpo y al terminar, beso tu nuca como quien apaga un botón para quedarse dormida.

Experience

La lluvia precede a la noche. Hoy me acuesto temprano a mirar el cielo, a oscuras en la habitación, a escuchar cómo cada vez pasan menos vehículos por la avenida de abajo de casa hasta crearse el absoluto silencio donde solo la lluvia y yo somos protagonistas del ocaso de la luna entre las nubes.

ÚLTIMA HORA

Y como si hubiera fumado lo que fumaba la oruga azul del famoso libro de Lewis Carroll, del techo aparecieron unas escaleras plegables zigzagueantes. Puedo ver el cielo al mirar hacia arriba - la gata maúlla desde la ventana- pero ella me invita a subir. Cada peldaño me acerca más al amanecer. Veo Sevilla bostezar gestando los primeros colores del alba. La torre de los perdigones hace de torre vigía ahora que mi tierra se despierta en otra parte. Ella repite una y otra vez -como el Principito cuando alguien no contesta a sus preguntas- algo sobre la consciencia. Me pregunto si ella es consciente de lo vivo que está este momento y de lo pronto que muere por lo efímero de su naturaleza. El amanecer llega justo después de nuestra desnudez. La gata trepa por la persiana. El espejo enmudece con nuestro baile de siluetas. Asisto como actriz a la función de esta madrugada: "Tribadismo". Desconoce su voluntad de llevarme a su boca, yo viajo extasiada a sus labios.

¿1184?

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Para las noches distantes donde no encuentro más que orilla y no puedo seguir caminando hacia ti. Para las noches distantes donde no encuentro tierra en el horizonte después de haber nadado todas las verdades del océano.

Desayunar

Caliento el café y me siento en la banqueta a mirar cómo amanece a través de los cristales sucios de la ventana de la cocina. Las golondrinas dibujan mapas aéreos extravagantes y pienso en colores sus recorridos como el pasar de los aviones en el cielo. Acojo la taza caliente entre mis manos  mirando profundamente al vacío.  La luz del sol aún no incomoda. En mi cabeza resuenan las últimas notas de  " La mattina" de Ludovico Einaudi.

La lluvia sobre los árboles, a través de la ventana del despacho.

Abro los ojos.  El juego de luces en la habitación es una fotografía en una escala de grises esta mañana. La ventana es un rectángulo blanco perfecto. Hoy las nubes generan oposición entre el sol y las calles llenas de charcos en el centro de Sevilla. Ya puedo adivinar el olor a ciudad mojada antes de salir de las sábanas y las flores de azahar por las aceras. Ella se ha ido temprano. La imagino con la americana ocre y los botines, andando a paso ligero para no llegar tarde a trabajar. Yo aún estoy desnuda.  Imagino cómo su olor se mezcla con el aire, en un proceso sinestésico. Todo en blanco y negro, menos el olor que emana su cuello que está hecho de magentas, naranjas, pasteles. Me despido, si es que acaso aún queda algo de madrugada en mis pupilas, en mi ropa o en mi piel, aunque ya se haya ido.  Esta vez es distinto, ahora que sé que quiero ser trapecista.

Verbo: Suponer

Es tan sencillo que el aire y la inercia me lleven de nuevo los "jallos" llegando al "jable" viajando en las corrientes oceánicas las euforias de las marejadas, los vaivenes de las pleamares y al final naufragio, en tus costillas y me recuesto sobre tus pechos a dejarme invadir por el olor de un día que acaba y empieza a la vez en nuestras bocas.