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Mostrando entradas de agosto, 2016

Y sin bifurcarme.

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Amanezco en cualquier otra parte del mundo, en un lugar maravilloso que jamás imaginé dentro del mapa. Y me siento en las tablitas de madera, junto al tronco cortado e imagino el amanecer por detrás de parte de la cordillera de Los Andes. No son las siete todavía, pero Huancaya despierta ya muy cerca de los cero grados. Toda mi reflexión, mientras trato de tragar grandes bocanadas de aire con poquito oxígeno a la altura de 3500 metros de altitud es, estoy aquí.

Imaginar

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Así hago el caminito. Decorando con lunares las macetas de las vecinas y vecinos del barrio. Saboreando el olor de los dulces recién hechos, celebrando todavía la fiesta de ayer, que aún en las calles siguen colgadas cientos de guirnaldas, el sol brillando, y con atención  escuchando las flores crecer al pasar por la tierra.

Y mientras Boo, en el alféizar ve chispitas de colores cuando nos besamos.

Voy a quererte toda la noche. Y de 5.00 a 7.00 voy a quererte con tanto cariño que van a temblarte las piernas. Creo que eres una mujer mágica.

Una sirena en Famara

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Distorsiones y sinestesias

La besé y vi despertar una leona en sus ojos no como un animal hambriento,  toqué su piel  y oí el mar rompiendo contra un acantilado un día de tempestad cogí sus manos y sentí caer a un abismo como una hoja planea hasta el suelo en otoño la miré a los ojos y no he vuelto a ver nada más.

En el último trago nos vamos

El sol se pone en Famara y cae al vacío entre la calima y el océano. Sus silencios alertan tanto mi atención que me es irresistible tratar de comprenderla. Y la última noche se tumba a mi lado, desnuda besa mi boca, mi cara, mi frente, mis manos, me abraza, me acaricia,  y vigila durante toda la noche que la realidad  no se nos escape  cuando suene el despertador. Acomoda mi cabeza entre su hombro y su cuello, estoy cansada, y es el mejor rincón de la isla para quedarse dormida esta noche,  pero tengo solo dos horas y no me atrevo a dormir. No quiero dejar de sentirla,  todavía no. Mi avión despega una hora y cincuenta y cinco minutos después  de haberse marchado.  Veo el sol salir sobre el mar en Playa Honda.

Viaje a Filipinas

Y no puedo dejar de ver tus ojos esta mañana diciéndome adiós
Ella maneja que da gustito montarse en su auto, agarra el volante con decisión, se suelta el pelo y no pregunta dónde vas, ella te lleva donde le apetezca. Huele a sal y a atardeceres desde los riscos.

Aullido

Sólo vine de paso, aunque para ser exacta me fui de aquí hace mucho tiempo